Las fiestas sucedieron sin altibajos, navidades en casa y fin de año en casa de mis tíos en Sevilla porque aunque pensé que eso no pasaba en la vida real ¡a mi tío le tocó un pellizco de la lotería!
Nos fuimos casi toda la familia a celebrarlo a Sevilla con él y el día de año nuevo, el resacón fue monumental... ¡empezamos de nuevo en enero!
Y como tenía mono de los más pequeños de la casa, decidí irme a pasar la semana de reyes a Córdoba con ellos, ya que mi hermana vive en un pueblo de esta provincia. Me apetecía levantarme con los niños, abrir sus regalos, ver sus caras y fotografiarlas... lo disfruté como una enana. Les echaba tanto de menos...
Yo había traído regalos para todos desde varias partes del mundo, había estado juntando uno a uno y la verdad es que diría que incluso se aburrieron de abrir regalos... cosa que decidí no volver a hacer más, pues aunque yo disfruté muchísimo, hay mejores formas de regalar.
De Córdoba nos fuimos a Málaga, a la casita de verano que tiene mi hermana y su marido y que aún yo no había visitado... pasamos unos días muy buenos en familia antes de irme a Madrid una temporada para seguir con mi proyecto.
¡¡¡Parece mentira que fuese enero!!! y es que, que me perdone el resto pero Andalucía da gusto. Concretamente esto es en Benalmádena, Málaga. En la Cala de la Viborilla que llaman la playa que está justo abajo del residencial que muestro en la foto. Precioso y súper tranquilo... perfecto para vacaciones todo el año.
Una cosa que me llamó mucho la atención es que absolutamente todo está en inglés, y es que tienen muchísimo turismo extranjero, se respira un ambiente muy internacional.
Y después de esta semanita de relax en Málaga, me volvía a mi tierra, a Cádiz... donde empezaban los eventos gastronómicos y carnavaleros, mi fiesta favorita por excelencia. Después de casi 4 años sin carnavales ¡este año lo pienso disfrutar de lleno!
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